Una chica cualquiera.- Cuento de América Rubio
#EscribirTransforma
Las carreras por la mañana, inevitables. Hago el propósito de salir con más tiempo, pero a veces resulta imposible. Y luego que Rocky no coopera mucho por las mañanas. Lo saco a pasear para que no ensucie el piso del departamento, pero parece que precisamente ése es uno de sus juegos favoritos.
Justo antes de salir, se la ocurre mojar el piso de la cocina. Corro por el trapeador para evitar que el pequeño charco se haga más grande y pierdo unos valiosos minutos que me harán falta más tarde.
A veces, el transporte y la actividad en las calles, permiten que todo marche de buen modo y no tengo problemas para llegar a la hora establecida. Pero cuando el tráfico enloquece, no hay manera de cumplir con ese requisito. Llego fatigada del todo y sin muchas ganas de iniciar la jornada de trabajo.
Una taza de café caliente, es el único estímulo que puede romper esa momentánea parálisis anímica. Después estoy como nueva y dispuesta a afrontar las labores del día.
Me gusta mi trabajo. Llevo tiempo desempeñando esta actividad y no he perdido el gusto por lo que hago.
Cuido enfermos, personas mayores que requieren atención especializada. No checo tarjeta, si es lo que pensaban cuando hablé de carreras para llegar puntualmente, pero hay un compromiso para estar presente, en el momento en que mi paciente despierta de su sueño natural. Ahí comienzan los cuidados del día y yo soy la encargada de atender debidamente, todo lo que requiere esta persona.
El trabajo no es pesado, pero sí requiere de mucha responsabilidad. Tratar a una persona de edad avanzada, implica conocimientos especiales, para no lastimarlo y procurar que se siente bien durante el día. Yo me siento suficientemente capacitada.
Ese es el entorno en el que me muevo regularmente. Mi trabajo y mi pequeño pero confortable departamento en donde vivo acompañada de Rocky. Mi perro es mi único compañero, por el momento.
Desde muy niña ansiaba vivir sola. Independizarme y ser responsable de mi persona enteramente. Amo a mi madre y hermanos, pero me gusta la vida en libertad y soledad. Creo que lo importante en la vida es seguir los impulsos naturales que te señalan con claridad, cuál es tu lugar, dentro del edifico social en que ter encuentra. A algunos les cuesta trabajo encontrar ese sitio que los espera en exclusiva. No es un lugar que esté destinado a otro más.
Para mí, la elección fue fácil. Criada en el entorno de una familia numerosa, el cuidado de mis abuelos fue algo muy natural y pienso que de ahí viene el gusto por tratar con personas mayores.
Como digo, me gusta mucho mi vida. He llegado a comprender que, en realidad, la felicidad de una persona, tiene mucho que ver con lo que eres y no con lo que tienes.
He visto y trabajado para gente que tiene un poder económico bastante sólido, pero que en compensación, han perdido la capacidad de vivir con alegría y sin preocupaciones.
Considero que solo tenemos una vida. Es todo. Si no somos capaces de aprovechar al máximo lo que ella nos brinda, perdemos la oportunidad que nos fue dada para alcanzar una felicidad única.
Esta y otras cosas pienso con tranquilidad y se las explico un poco a Rovky, que me mira atento cuando le comento cualquier cosa que se me ocurre. No espero que me comprenda, pero siento que este perro sabe bien de lo que le hablo. Se preocupa poco por las necesidades de la vida diaria y disfruta al máximo los pequeños placeres que le brinda la existencia.
Paseo en ocasiones y realizo pequeñas actividades que me dan satisfacción. La mayoría de la gente no está destinada a realizar grandes empresas, que modifican la situación de su comunidad, de su nación, o del mundo. Viven ocupadas en actividades sencillas, que en conjunto constituyen el mundo de prosperidad y bienestar que disfrutamos. Mi trabajo tiene importancia entonces. El cuidado de mis pacientes es relevante, visto en la totalidad del conjunto. Eso me da tranquilidad y certeza en lo que realizo a diario.
Soy especial y al mismo tiempo, parte importante del todo. Creo que las personas que llevan una vida sin mayores dificultades, que trabajan con honradez y cumpliendo sus funciones del mejor modo posible, tiene mayor oportunidad de ser felices. No hay empresas desproporcionadas, a las cuales se debe hacer frente.
Únicamente se trata de vivir con dignidad, con lo indispensable para llevar una existencia sin carencias y dedicar el resto del tiempo a los asuntos personales que hacen la vida grata.
Con todo y mis carreras matutinas, a pesar de las travesuras de Rocky y soportando los congestionamientos vehiculares de la mañana y en ocasiones de la tarde, me considero una persona realizada y feliz.
Es el tipo de vida con el que soñé desde chica. Lo fui construyendo de a poco, con el correr de los años, y hoy lo disfruto plenamente como una mujer independiente.
América Rubio