La izquierda de viejo cuño (Cuento)


#LaCuartaTransformaciónVa


Despidió a su esposo en la puerta como todas las mañanas. Quedaba la jornada diaria con su salida al mercado y el arreglo cotidiano de la casa.

La hija y los nietos llegarían por la tarde, a pasar el fin de semana en casa de "los abuelos". Hacían falta cosas y el viaje al super era inevitable.

Se sentía cansada. Más bien fastidiada. Como tantas "abuelas" de su generación, se informaba desde hacía un buen tiempo en redes sociales. Participaba activamente en ellas y tenía seguidores con los que compartía datos y puntos de vista. Su molestia actual era con ellos precisamente.

Las elecciones en la Unión American aún no estaban definidas en cuento a su resultado. Los candidatos de los partidos de siempre, estaban enfrentados en una lucha donde la suciedad, los acuerdos entre telones y el uso de recursos impropios para una elección, abundaban.

Era la clásica competencia entre demócratas y republicanos. Un teatro armado para dar la apariencia democrática con la que justificaba el imperio gringo su posición vanguardista ante el mundo.

La tierra de la democracia. El país de la libertad. La nación de los derechos humanos.

Un país donde los poderosos intereses financieros, manejaban a su antojo a los únicos dos partidos políticos existentes. Donde el pueblo no intervenía de manera alguna en la definición de los procesos electorales.

El país en el que las organizaciones sindicales habían sido reprimidas severamente y sus líderes desaparecidos o asesinados a mansalva. La nación que mantenía hasta hoy el trato infame hacia sus minorías. Donde no todos los hombres valían lo mismo, a los ojos del sistema de gobierno en turno.

Republicanos y demócratas habían cometido los mismos actos atroces dentro de sus fronteras. Fuera de ellas, eran conocidas las permanentes guerras desatadas contra países emergentes, que se oponían al saqueo de sus recursos nacionales, en favor de la desmedida ambición de la clase político-financiera norteamericana.

No había diferencia alguna entre las dos fuerzas que se enfrentaban elección tras elección. Representaban la misma suciedad e igual carencia de valores.

Millones de muertos se habían regado en el mundo a consecuencia de esta necesidad obscena de riqueza que caracterizaba al imperio. No había país que pudiera decirse ajeno a la agresividad norteamericana.

"Estados Unidos no tiene amigos. Solo tiene intereses". Esta frase se había convertido en la síntesis del pensamiento gringo.

Buscó las llaves de la camioneta para salir a hacer la compra. Si comenzaba con el aseo de la casa, terminaría cansada y sin ánimo para salir a cualquier sitio más tarde. Mejor invertir las tareas.

Le podía mucho la postura de varios de sus conocidos en redes sociales. Algunos más jóvenes que ella (en realidad era una abuela joven), otros de su generación, e incluso de un tiempo anterior al suyo.

Defendían en este momento la candidatura del representante republicano y actual presidente de ese país. La causa en que basaban su frágil argumentación, era la postura nacionalista de la administración en el poder. La identificaban como una posición política similar a la que el presidente de México asumía en este momento, en favor de los intereses del pueblo. Para ellos se trataba de una proximidad evidente. El mandatario norteamericano había mostrado un trato deferente hacia su homólogo mexicano. Lo respetaba y apoyada en la medida de lo posible. Era una relación que nos convenía y había que cultivarla a toda costa. Eso era lo más importante en este momento. Había que apoyar al actual presidente gringo, pues con ello se fortalecía al gobierno de nuestro país. Compartíamos proyectos.

No había mucha gente en el super, afortunadamente. La compra fue rápida y el camino de regreso tranquilo. Ahora solo quedaban pendientes las tareas cotidianas de la casa.

No podía sacarse de la cabeza el tema y el coraje. Esa manera simplista de pensar le molestaba profundamente.

Recordó a su padre ya a sus tíos. Las historias que contaban respecto a momentos históricos de nuestro país y del mundo, que a ellos tocó vivir. En esos episodios del pasado, siempre figuraba el gobierno norteamericano como el gran villano. El causante de muertes, invasiones, saqueos, destrucción. Y al final de todo este escenario desolador, asumiendo el papel de prestamista que financia la reconstrucción de todo lo que él mismo había destruido.

Su padre y sus tíos habían vivido el tiempo de las revoluciones latinoamericanas, en donde las dictaduras impuestas por el imperio fueron desterradas de naciones hermanas, a costa del derramamiento de la sangre de muchos jóvenes militantes de izquierda. El precio fue alto, pero se avanzó democráticamente en varios países.

En esas naciones emergentes es donde realmente se dio y se da la batalla al imperio. Ahí es donde se gestan los cambios. No en territorio norteamericano, saliendo a defender las banderas republicanas o demócratas. Una izquierda que entiende su momento histórico de esa manera, está sumamente desinformada y equivoca objetivo y objeto de cualquier causa democratizadora.

El cambio que necesita el mundo no se dará en tierras norteamericanas. A menos que las minorías logren crecer lo suficiente para hacer frente al poder del imperio desde sus entrañas.

Pero una pugna entre poderes financieros, agrupados alrededor de los candidatos republicanos y demócratas, es una farsa que no conduce a sitio alguno. No es una lucha del pueblo. Es un ajuste o reajuste al interior de la poderosa clase dominante. No van a perder o a ceder el control mundial por una desavenencia política. Los candidatos políticos que vemos, son títeres de segundo orden. No representan a la verdadera fuerza del imperio.

Pensar que uno u otro van a definir el futuro del mundo, es ridículo, por no decir estúpido. Responden a los mismos intereses. Juegan dentro de límites que ninguno de los bandos va a rebasar. No van a suicidar al imperio ellos mismos. Lo de la posible "guerra civil" es un ingrediente más, para dar vitalidad a la farsa. ¿Dónde se ha visto una revolución sin pueblo combativo? Esta lucha difundida por la prensa controlada desde el poder real, no es del pueblo, puesto que las minorías no se sienten representadas por esa clase política.

¿Qué defiende entonces ese sector mexicano que se dice de izquierda y que hace suya la causa de cualquiera de los candidatos?

Defiende los intereses de los opresores de siempre. Defiende el juego que han armado y que no conduce a cambio alguno. El imperio se sacude un poco para tomar ritmo nuevo. Pero en nada se modifica su política hacia los demás. "Estados Unidos no tiene amigos. Solo intereses".

Todo eso no la dejaba en paz desde hace dos días.

Veía con tristeza el grado de desinformación y desconocimiento histórico de sus contactos en redes sociales. Los veía ponerse la camiseta republicana, mientras en Bolivia había un atentado contra el presidente electo, fraguado desde las entrañas del sistema estadounidense. Ahí no había posicionamiento de la izquierda nacional hasta ahora, ni solidaridad con un pueblo que combatía por la verdadera democracia. No se hablaba ahí de censura en medios.

Como si este control mediático fuera una novedad, defendían al candidato republicano, pero olvidaban un pasado reciente donde las voces cubanas, venezolanas, bolivianas, chilenas, iraníes, catalanas, palestinas, sirias y muchas otras, habían sido silenciadas por esa misma censura de Estado.

Hoy defendían el derecho del republicano a ser escuchado.

Pensó en la izquierda del pasado con nostalgia. La izquierda que peleaba en calles, escuelas y fábricas, de manera clandestina y que nunca se hubiera prestado a un juego en el que se defendiera una causa ligada al gobierno norteamericano.

Y pensó en sus nietos y en la necesidad de no permitir que el olvido y la falta de fortaleza cultural, los pusiera a merced de las intenciones del imperio. No se puede ser defensor del opresor por ningún motivo.

No se puede olvidar tan fácilmente toda la destrucción generada por quienes gobiernan en ese país. Ni pasar por alto a los muertos y desaparecidos que se cuentan por millones.

No hay causas justas entre demócratas y republicanos. Son las dos caras de la misma moneda.

Su hija y nietos no tenían por qué compartir su desánimo. Finalmente se trataba de un malestar nacido en redes sociales, con personas que no la tocaban físicamente. Había que mostrarles el error que se estaba cometiendo y que entendiera quien quisiera hacerlo.

Su familia, sus nietos eran presencia entrañable y a ellos había que transmitirles la verdad histórica que pretendían ocultarnos.

Que supieran que el enemigo de todo pueblo oprimido era el gobierno norteamericano. No podía haber complicidad alguna con ellos. Jamás defenderían causas justas. Ahí no había buenos y malos. La codicia y la barbarie eran su forma de vida y la exportaban al resto del mundo.

Se sintió más tranquila e inició sus tareas en casa.

Era satisfactorio comprobar que mientras algunos se opusieran al engaño masivo,

habría esperanza de que la lucha de la verdadera izquierda histórica, seguiría adelante, sin dar ni pedir cuartel al imperio.

"Patria o Muerte" fue el grito de esa izquierda, ante la amenaza local y el poder invasor norteamericano.

Malthus Gamba

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