Sobre Aristegui y la irrenunciable libertad de expresión


#LaCuartaTransformaciónVa


Una de las riquezas que se disfrutan en el amplio bloque de apoyo a la Cuarta Transformación, es la pluralidad de ideas. Visiones distintas sobre un mismo tema conviven (bien, o mal), al interior de esta estructura sólida.

Para el presidente López Obrador esa libertad de pensamiento es básica para la plena transformación del país.

Los ciudadanos dejaron de ser menores de edad y opinan libremente sobre cualquier tema. Incluso dentro del gabinete presidencial, se alienta el debate abierto y franco, buscando que las distintas visiones sobre cualquier asunto, permitan alcanzar la solución más adecuada.

En la sociedad mexicana actual, toda persona pública está sujeta a la crítica respetuosa y propositiva y a los señalamientos sobre posibles errores cometidos por servidores públicos y personajes que tienen presencia en la vida pública nacional.

Sin embargo, hay prejuicios del pasado que intentan frenar la libre opinión, cuando se tratan asuntos que tocan a "amistades", colegas, o personajes públicos reconocidos.

En el caso de Carmen Aristegui, que ha sido cuestionada por una sociedad crítica sobre sus aseveraciones en el sentido de que, buena parte de las cuentas que apoyan en redes sociales al presidente López Obrador, son automatizadas, se da este hecho de manera evidente.

Todos los periodistas del "gremio", hacen causa común con Aristegui. No porque tenga la razón en lo que señala respecto a las cuentas automatizadas. Se le apoya por el hecho de que es periodista. En bloque, los informadores de todas las líneas editoriales, hacen causa común a favor de quien es cuestionada públicamente y la defienden a su manera: acusando a los críticos de practicar una "guerra sucia", "manchar un buen nombre", o sencillamente de ser bots.

La idea de que hay personajes intocables, se encuentra aún muy arraigada en varios sectores de nuestra sociedad. El periodismo es uno de esos lugares en donde se piensa que el ciudadano debe mantenerse en el límite que diferencia a la audiencia (pasiva según ellos), del personaje activo que informa (periodista).

Para este "gremio", no es posible que ciudadanos desconocidos públicamente, se atrevan a señalar los errores cometidos por una periodista de prestigio como Aristegui. Lo curioso es que nadie pone en tela de juicio el prestigio de la periodista. Únicamente se señala que Aristegui está equivocada al acusar de bots a miles de ciudadanos reales que apoyan en las plataformas de la red, a la Cuarta Transformación y al gobierno del presidente López Obrador.

Es un error real de la periodista, al dar publicidad a los análisis superficiales y deficientes de Signa Labs.

Asociado a esto, viene un señalamiento en redes sociales sobre la relación que Aristegui mantuvo por años con Emilio Zebadúa, brazo derecho de Rosario Robles, (hoy presa) y autor de los mecanismos que dieron vida a la Estafa Maestra. Estamos hablando de un fraude millonario que aún está pendiente de aclaración.

En portales de youtube, como el de "El Chapucero", se lanza la pregunta y se pide a Aristegui que aclare si conoció o no algo al respecto. No se le acusa en lo personal. Únicamente se pide que comunique (es comunicadora), lo que considere conveniente.

Los periodistas del "gremio" se lanzan de inmediato sobre quienes piden esta aclaración. Los acusan de invadir la vida personal de la periodista y vuelven con la cantaleta de la "guerra sucia" y las granjas de bots que "atacan" a su colega.

Hace unos cuantos días, con motivo de una investigación realizada por su equipo de trabajo, Aristegui señaló una y otra vez a Manuel Bartlett, como posible involucrado en los contratos para la compra de equipo médico, que fueron firmados entre el Seguro Social y el hijo del titular de la Comisión Federal de Electricidad. Bartlett padre nada tiene que ver con este asunto. Sin embargo, la insistencia de Aristegui por señalar esta relación fue evidente.

Ahora que una relación de pareja que atañe a su persona y que tiene que ver con un acto de corrupción mayúscula, se hace visible, pretenden usar otra balanza y acudir al recurso de la "invasión de la privacidad", para dejar de lado cualquier respuesta.

El periodismo formal en nuestro país adolece de estos vicios antidemocráticos, que hoy son evidentes para una sociedad que no siente temor ante cualquier poder oficial o público.

Mientras más se empecinen en defender lo indefendible, más rápido perderán lo que les resta de credibilidad muchos de estos comunicadores.

No existen personajes intocables en el México de la Cuarta Transformación. Si es con respeto y en atención a situaciones relevantes de la vida nacional, cualquier tipo de pregunta o crítica, es válida.

Los periodistas no le van a decir al pueblo de México qué es bueno y qué es malo, tal y como tenían costumbre de hacerlo en el pasado. La sociedad mexicana adquirió la mayoría de edad y decide lo que le conviene y lo que puede perjudicarle. Pero lo decide por sí misma.

Por último, habría que decirle también a algunos cuadros del partido Morena, que el mismo consejo aplica para ellos. Son pocos, pero están ahí.

Apoyar por amistad a cualquier personaje, es un derecho particular que les asiste. Pero hablar de que quien critica a Aristegui "está haciendo mucho daño al movimiento", es hablar en nombre del Partido. Y esa es una irresponsabilidad.

El presidente López Obrador y el gobierno de la Cuarta Transformación, trabajan a diario por abrir puertas a la libertad de todos los mexicanos. La libertad de expresión es la puerta frontal de la democracia. Pretender cerrar esa puerta con argumentos ridículos es lo que daña al movimiento.

Hace unos días, López Obrador señaló que el motor principal de la transformación en el país, es el pueblo. "Con el pueblo todo, sin el pueblo nada".

La tentación de manipular, acallar o silenciar las manifestaciones de una sociedad crítica, están condenadas al fracaso. El pueblo de México despertó y no tiene intención de quedar adormecido nuevamente.

La libertad que nos brinda el presidente y su gobierno, no la vamos a perder de nuevo.

Recordemos que los más de treinta millones de votos que consiguieron el triunfo en el 2018, los dieron los ciudadanos a los que hoy se pretende regañar, o amonestar.

La Cuarta Transformación somos todos y lo correcto es ir unidos y con respeto recíproco, de unos hacia otros.

Malthus Gamba

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