Los amantes de la deuda pública


#LaCuartaTransformaciónVa


El choque de las dos visiones económicas para México, se agudizó a raíz de la presencia pandémica del Covid-19.

El Consejo Coordinador Empresarial y su presidente Carlos Salazar Lomelín, había mantenido una relación sana con el gobierno del presidente López Obrador, hasta antes de que hiciera presencia en México el brote epidémico.

Había entendimiento y se guardaban las formas en la búsqueda de soluciones armónicas que beneficiaran tanto a gobierno, como a empresarios.

Toda esta construcción de consensos y acuerdos se vino abajo, al presentarse los primeros síntomas económicos que anunciaban un problema significativo para los empresarios, en cuestión de productividad, costos y ganancias.

Acostumbrados a las fórmulas neoliberales, los empresarios mexicanos pensaron inicialmente que la norma acostumbrada se pondría en práctica y solicitaron de inmediato el apoyo presidencial, para que se otorgaran una serie de facilidades que hicieran menos difícil el tránsito durante el periodo de "sana distancia".

Para ello era necesario contratar más deuda pública, anunciaron. Y ahí dio inicio la segunda etapa de la relación empresarios-Cuarta Transformación.

Pasado más de un año del inicio del presente sexenio de gobierno, resulta increíble que los dueños de las grandes y medianas compañías en nuestro país no se hayan dado cuenta del camino que sigue el gobierno del cambio.

Probablemente los empresarios pensaron que las palabras del presidente López Obrador, en el sentido de que "por el bien de México, primero los pobres" eran solo una muletilla de campaña política, que nunca iban a aplicar en el terreno de los hechos.

Este viraje político les pareció después incomprensible y hoy se empeñan en que las cosas se mantengan tal y como fueron durante el periodo neoliberal: "por el bien de pocos, primero los empresarios".

Salvar empresas quebradas, dispensar impuestos, procurar al empresariado antes que al pueblo humilde, fue regla de gobierno en el pasado reciente.

Esta política no dio resultados prácticos. La desigualdad creció, el país se endeudó mucho más y los empresarios se olvidaron de crear empleo y cuidar el negocio. Al final, cuando las cosas marchaban mal, estaba siempre disponible la mano protectora del Estado para pagar el costo del fracaso, con cargo al erario nacional.

Hace unos días, Gustavo de Hoyos Walther, presidente dos veces reelecto en la COPARMEX, llamó al presidente López Obrador a "romper la alcancía" o a contratar nueva deuda, para cubrir el proyecto empresarial denominado "salario solidario.

La medida es de muy corto plazo, pues contempla únicamente tres meses de apoyo a los trabajadores, con un monto salarial aun no establecido.

Requieren al gobierno federal, una aportación del 50% de la suma estimada para cubrir este apoyo y se comprometen a cubrir como empresarios, el otro 50%.

La trampa que implica esta propuesta es evidente. El gobierno de la Cuarta Transformación no tiene la "alcancía" a que hace referencia el dirigente de la COPARMEX y ellos lo saben bien. Es un intento claro para forzar al gobierno a contratar nueva deuda pública. Su interés está precisamente en esos recursos frescos, que puedan ser aprovechados para mitigar los efectos negativos que ha traído la pandemia de Covid-19 en el plano económico.

No es que se preocupen realmente por el bienestar de los trabajadores del país.

Intentan no asumir los costos de la enfermedad y trasladar el gasto en pago de salarios, impuestos y todo lo que se pueda, al erario nacional.

Es decir, los empresarios no se sienten obligados a mostrar solidaridad con el resto de la población en este momento. Que pague el gobierno. Ellos sí cuidan sus "alcancías" personales.

La respuesta del presidente López Obrador ha sido clara. Los apoyos que se brinden en este difícil momento, serán enfocados a hacia los sectores sociales menos favorecidos.

Los préstamos a la palabra, las tandas del bienestar, los créditos del IMSS, ISSSTE, FONACOT, INVI, FOVISSSTE, la totalidad de los programas sociales, etc., son para quienes en verdad no cuentan con recursos mayores para hacer frente al presente problema de salud y a las necesidades diarias de alimento y vivienda dignas.

No se va a contratar nueva deuda, a pesar de los augures que anuncian la imposibilidad de sacar el país adelante sin recurrir a este recurso. El presidente López Obrador señaló en la conferencia de este día: "vamos a ver si se puede o no". Un reto que asume y que está seguro de ganar.

Lo de la COPARMEX y el Consejo Coordinador Empresarial, se queda en el terreno discursivo. No tiene posibilidad de pasar a la práctica. El gobierno se ha mostrado firme a este respecto desde el inicio de la administración y no va a cambiar de parecer.

Pero hay libertad de expresión y cada quien ejerce el derecho a manifestarse, de acuerdo a sus intereses.

Como en el caso de Carmen Aristegui y Sanjuana Martínez, titular de Notimex. Lo único que pide el presidente en el terreno del debate público, es respeto. A pregunta expresa de una reportera, contestó: "yo les creo a las dos". Y pidió diálogo respetuoso entre las partes involucradas en el problema que vive la agencia de noticias. Tanto a su titular, como a varios periodistas y comunicadores que al parecer no están conformes con el trabajo de saneamiento que realiza Sanjuana, en una agencia que se distinguía por la corrupción desatada y anidaba a su interior.

Lo mismo sucede con los empresarios. Pueden opinar lo que gusten en periódicos nacionales y extranjeros. Así es la democracia. Para nadie es secreto que añoran y defienden el regreso del modelo neoliberal en el gobierno.

La salud del país es asunto secundario para muchos de ellos. Que México se endeude a diario, si con eso se mantiene el ritmo de vida al que están acostumbrados, como clase privilegiada.

Jamás entenderán un proyecto de nación donde los más humildes son puestos por delante en el reparto de recursos. El estado de bienestar los molesta, no lo comprenden. Les parece que son dádivas a ciudadanos que no merecen atención. No lo ven como una obligación de gobierno.

Crecieron y medraron durante la etapa neoliberal y este cambio es incomprensible para ellos, como clase.

Que opinen, que propongan, que hablen.

Pero que tengan presente que López Obrador tiene un proyecto de nación bien definido, donde ellos no se encuentran ubicados en los primeros sitios.

Tienen recursos suficientes para hacer frente a cualquier eventualidad, sin necesidad de implorar, como siempre, la ayuda del gobierno mexicano.

Hoy van por delante los más humildes.

Malthus Gamba

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