El regreso de los fakeministas

#LaCuartaTransformaciónVa
A punto de concluir la campaña de salud de sana distancia, mediante la cual se logró un control efectivo sobre la epidemia nacional de Covid-19, la derecha mexicana se da cuenta de que, pese a todo el esfuerzo desplegado para desvirtuar los méritos de esta estrategia, los resultados obtenidos hasta el momento por el gobierno del presidente López Obrador, son plenamente satisfactorios.
La saturación de hospitales, la falta de camas, equipo especializado, personal médico y otros requerimientos, nunca se dio. Pese al estado deplorable en que el gobierno de la Cuarta Transformación recibió al sector salud, se preparó adecuadamente una estrategia nacional, para atender eficazmente la epidemia.
Todas las dependencias del gobierno federal, con el apoyo de la mayoría de los gobiernos estatales, trabajaron en equipo para presentar un sólido frente de batalla, que limitó el impacto del contagio entre la población del país.
La campaña sucia en medios de comunicación, no pudo con la evidencia que el ciudadano constató día a día. Por más que los grupos conservadores intentaron desacreditar al Dr. Hugo López Gatell y al presidente López Obrador, señalando que su visión sobre el problema de salud era equivocada, resulta claro que la letalidad de la epidemia no fue tan marcada como en otros países.
La apuesta de la derecha para restar respaldo al presidente, en base a los malos resultados que pretendían evidenciar, fracasó. Los ciudadanos mexicanos tienen claro que se hizo un trabajo excelente para salir de esta situación, con un mínimo margen de daño.
Tampoco les ha funcionado a los neoliberales en derrota, la otra campaña que tiene que ver con el deterioro económico en el país. La gente entiende que se trata de un problema mundial. Las economías de todos los países se han visto afectadas por esta pandemia. No es algo que se pueda achacar al gobierno del presidente López Obrador. Por el contrario. Los programas sociales impulsados desde el inicio de esta administración, mitigaron en buena medida el daño que el paro de actividades obligado, generó en el bolsillo de los ciudadanos.
Se han pasado malos momentos, es cierto, pero la recuperación económica es inminente. Concluye la estrategia de sana distancia y las empresas y comercios regresarán a la actividad de manera escalonada. El peso vuelve a apreciarse y ya está por debajo de los 23 pesos por dólar. El precio del barril de petróleo se recupera. Las remesas están llegando en buena cantidad, en apoyo a los familiares de quienes trabajan al otro lado de la frontera norte. No se registraron aumentos generalizados de precios. Se crearán dos millones de empleos este año.
La bandera del colapso de nuestra economía, tampoco ha servido a los intereses conservadores. México se mantiene fuerte y no ha necesitado recurrir a los préstamos en el extranjero, que incrementan una deuda pública de por si enorme.
La epidemia de Covid-19 y los problemas económicos que la acompañaron, no trajeron los perjuicios esperados por los grupos neoliberales. Pasó la crisis y ellos se quedan con las manos vacías. No pudieron capitalizar la situación a su favor, tal y como deseaban. ¿Qué le queda a estos contingentes desorganizados, después de su más reciente fracaso?
Por lo que se ve en redes sociales, retomar sus antiguas banderas, bastante dañadas y sin credibilidad alguna, para intentar desatar situaciones de violencia en el país.
La bandera del feminismo vuelve a ser el arma con la que pretenden atentar contra la estabilidad social. Han aparecido tendencias en redes sociales que si bien son apoyadas por verdaderas interesadas en la protección de los derechos y la vida de las mujeres, se nutren en buena medida con los mensajes de odio y provocación de grupos y personajes asociados con la derecha más radical en el país.
Son los llamados fakeministas. Mujeres y hombres que tienen como fin principal la política y no la defensa de la agenda feminista. Son los que han patrocinado y participado en actos de vandalismo y violencia, que no buscan otra cosa que desatar la represión oficial, o preparar el camino para un intento de violencia mayor, en contra del gobierno de la Ciudad de México, o del gobierno federal, si fuera posible.
Es cierto que el presidente López Obrador se ha negado a declararse feminista. Es cierto que no se ha implementado un plan especial para disminuir la violencia hacia las mujeres en forma particular.
Pero también es cierto que el presidente, desde hace muchos años, se ha declarado humanista y eso abarca a la totalidad de la sociedad mexicana. Y es cierto también que el problema de la violencia a nivel nacional, se atiende diariamente, en la reunión matutina del Gabinete de Seguridad. Ahí se da continuidad a diario, a una política que tiene como fin erradicar la violencia extrema en nuestro país, en el mediano plazo.
López Obrador ha señalado que el problema de la inseguridad, no puede ser atacado por partes. Es un todo que afecta por igual a hombres, mujeres, ancianos y niños. La violencia no se dirige específicamente a un sector de nuestra sociedad. Daña a todos y la respuesta a esta situación debe ser también general. Los mexicanos vemos como crece a diario el contingente que forma la Guardia Nacional. Vemos que los cuarteles regionales se abren a lo largo y ancho de todo nuestro territorio. Hay determinado tipo de delitos que dejan de crecer y comienzan a mostrar una declinación perceptible.
López Obrador señaló desde hace meses, que a fines de diciembre comenzará a ser apreciable, la disminución en los índices de inseguridad en el país.
La intención de los conservadores es no dejar que esto suceda. Las elecciones del 2021 están cada día más cerca y ellos no han podido avanzar mínimamente.
Por eso su empeño en utilizar al feminismo como bandera, impulsando la violencia hacia la sociedad y el gobierno, al más alto grado posible.
Debemos estar preparados para evitar que esto suceda.
Situaciones donde el uso de material explosivo e inflamable, que dañan gravemente a manifestantes y personal de las fuerzas de seguridad, no pueden repetirse.
El feminismo, como reclamo social, es digno de apoyo y total respeto.
El fakeminismo que provoca agresivamente, atenta contra la paz y la seguridad nacional, desata la violencia sin control y pone en peligro vidas humanas, es reprobable y no debe ser aceptado como opción democrática.
Estemos atentos y no permitamos que la derecha vuelva a utilizar causas sociales respetables, para conseguir beneficios políticos que no fueron apoyados por el pueblo en las urnas.
No al fakeminimo violento.
Malthus Gamba