Cuentos de un Chairo.- Los viejos hampones del periodismo.- Malthus Gamba
#LaCuartaTransformaciónVa
Mi padre me cuenta que siempre fue así.
"Cuando era joven, había únicamente periódicos impresos. Nada de tecnología para acercarse a las noticias. Papel del que mancha y deja puños de camisa y manos de un gris tinta que después es difícil esconder."
"De todo hay en la viña del Señor, reza el refrán y los diarios nacionales y locales no han sido la excepción. Buenos periódicos, ha habido pocos. Así sucede en la vida. Siempre abunda la mediocridad o la medianía, pero resulta difícil encontrar calidad en cualquier cosa."
"Había incluso periódicos especializados en la nota roja, como uno que se llamaba ¡Alarma! y otro que se anunciaba como ¡Alerta!, con fotografías de atropellados, asesinados, o hechos donde abundaba la sangre. Todo en colorido gris, negro y blanco."
"Los periodistas no podían alzar la voz demasiado. Las críticas al gobierno no se permitían como en este gobierno de la Cuarta Transformación. Se hacía algún chiste inocente que afectaba a un líder sindical, a una agrupación política de segundo orden, o a políticos de poca monta. Pero a los gallos de arriba, nunca se les señalaba hicieran lo que hicieran. Al menos hasta el final del gobierno sexenal. Después, todo dependía del humor del nuevo presidente."
"Los periodistas sabían entonces que su lugar era secundario. Nada de que representaban al Cuarto Poder. Eso fue siempre un mito. El poco poder que disfrutaban, era el que el señor presidente les otorgaba o retiraba, según su estado de ánimo, o sus necesidades como dueño indiscutible del país. No había periodista que se arriesgara a publicar la verdad, sin antes pasar el filtro de la Secretaría de Gobernación."
"Todo era como una obra bien aprendida, para ser representada sin improvisaciones ante una sociedad poco politizada y en mayor o menor medida, según la zona geográfica, sin demasiada educación.
El "chayote" era una práctica tan conocida, que poco se hablaba de ella. Era evidente que la prensa de mis tiempos obedecía dócilmente las directrices que dictaba el gobierno. No había quien hiciera frente a un poder tan absoluto y por lo mismo, tan arbitrario y vengativo. La desobediencia podía pagarse incluso con la vida.
Por eso, hoy que veo tanta noticia en la computadora, en el celular y una infinidad de fuentes que dan versiones diferentes sobre un mismo tema, me parece que efectivamente se está produciendo un cambio apreciable en lo que respecta a la información.
Hay periódicos chayoteros como siempre, pero existen también medios no convencionales, que dan cuenta de la verdad, a pesar de las mañas que se dan los viejos periodistas. Cualquier ciudadano le habla de tú a tú a los profesionales de la noticia y los deja en evidencia cuando distorsionan la realidad, o difunden hechos falsos.
Y ese cambio no tiene mucho. Yo te cuento lo que viví hasta hace unos diez años todavía."
Mi padre es una persona inteligente. Maestro de escuela durante cuarenta años. Hoy jubilado, con ocupaciones personales que le dan la oportunidad de explorar facetas de la vida, a las que poco tiempo pudo dedicar cuando era joven.
De él me viene la convicción clara y total, en apoyo a la Cuarta Transformación. Haberlo visto participar en marchas, plantones, mítines y asambleas en apoyo a López Obrador, fue para mí un motivo de orgullo y un ejemplo a seguir en mi camino por la vida. También soy maestro. Sin la experiencia que dan los años al frente de un grupo, pero con la firme intención de cumplir con mi trabajo, igual a como lo hizo por mucho tiempo, mi padre.
Ayer por la mañana escuchamos la conferencia mañanera del presidente y por primera vez, le oímos el término "hampa", para designar al tipo de periodistas que venden sus servicios por dinero, o por beneficios de cualquier índole.
Estuvimos de acuerdo en que el término "hampa", aunque suene fuerte, es el mejor calificativo que puede aplicarse a este grupo selecto, que se ha hecho millonario, a costa del dinero público. No se trata de unas cuantas personas favorecidas. Es una estructura dentro del mundo de la comunicación, que deforma la verdad, en favor de quienes mejor pagan. Son una clase que por años, dominó medios de información tradicionales, para sembrar en las mentes ciudadanas, una verdad alterna, en nada parecida a lo que verdaderamente acontecía en el país.
Mi padre opina que hará falta un serio trabajo de investigación, una vez consolidada la Cuarta Transformación, para rescatar nuestro pasado reciente. Necesitamos saber qué fue lo que en realidad sucedió en México, durante los gobiernos represores, que nos maquillaron la verdad, o nos la cambiaron por una historia fabricada por sus chayoteros contratados.
La apertura de los archivos del desaparecido CISEN, puede dar muchas claves de cómo se compraban voluntades, se aseguraban lealtades y se daban instrucciones, para esconder o aplaudir los errores y aciertos del gobierno en turno.
Al final, después de que mi padre se retira para descansar un rato, me quedo pensando en lo que hubiera pasado de no haber ganado Morena en las pasadas elecciones. Nada de toda esta suciedad que invadía al país se hubiera conocido. Seguiríamos viviendo dentro de un México construido con retazos de verdad y mucha mentira.
Pienso que nosotros, los jóvenes, le debemos mucho a gente como mi padre, que por años creyó en las posibilidades de un cambio para el país. Pelearon durante largo tiempo y nunca se dieron por vencidos. Son los que jamás abandonaron al actual presidente. Los compañeros reales de toda la vida.
Y que bueno que la voluntad de quien hoy gobierna al país, es inquebrantable. Cada caída fortaleció su fe en la victoria. En verdad, en él la frase "ni un paso atrás, ni siquiera para tomar aliento", es convicción real y no simple discurso.
Hoy vamos con todo contra la corrupción, la impunidad, la desigualdad, la pobreza, los chayoteros y demás vicios neoliberales.
México está cambiando aprisa y es bueno que ésa sea la herencia que nos dejan quienes iniciaron el movimiento.
Que orgulloso me siento de mi padre.
Malthus Gamba