Cuentos de un Chairo.- La torpeza conservadora.- Malthus gamba
#LaCuartaTransformaciónVa
Camina por la calle lloviznada, sin prisa. Con las manos en los bolsillos y la sensación de humedad en los hombros. No hace frío, sin embargo. El cielo promete lluvia cerrada de un momento a otro. Todos se desplazan con manifiesta rapidez y preocupación. Hay que llegar a sitio seguro antes de que la tormenta dé inicio.
Piensa que su humor se ajusta perfectamente al gris del cielo turbulento, que no tarda en venirse encima de la ciudad expectante. Ha sido una tarde ingrata.
Después del trabajo, la reunión con los amigos de toda la vida. Las bromas y los dobles sentidos tan conocidos y siempre festejados en el grupo. La comida y las copas en el bar de costumbre, donde nos atienden esmeradamente.
Había un elemento novedoso en la reunión de este día. El hermano de Julio, unos cinco o seis años mayor que cualquiera de nosotros. Julio es uno de los excompañeros de escuela más apreciados dentro de nuestro pequeño círculo. Alegre, respetuoso y solícito en todo lo que estuviera a su alcance para brindar apoyo a cualquiera de sus amigos. Había sido el imán que consolidó la costumbre de reunirnos quincenalmente, para recordar viejos tiempos y reafirmar amistades. Muy apreciado Julio en justa correspondencia.
Su hermano, por el contrario, no entró con el pie derecho a nuestro clan. Pagado de sí mismo, un tanto fanfarrón y con la mala costumbre de interrumpir al que se encuentra hablando. Del tipo de personas que gustan contradecir de cualquier manera un punto de vista válido, con el afán de iniciar una confrontación verbal.
Julio no había tenido otra alternativa que invitarlo, al haber llegado de improviso a su departamento, sin avisar anticipadamente que lo enviaba su empresa en Monterrey, a tramitar ciertos asuntos a la casa matriz, domiciliada aquí en la Capital. Se presentó en el preciso momento en que Julio salía rumbo a nuestra reunión y no hubo más remedio que invitarlo a comer con nosotros.
Así es que poco a poco, conforme avanzó la comida, fuimos conociendo el particular carácter de Martín. Si alguien tocaba el tema del futbol y mostraba simpatía por un equipo en particular, Martín se declaraba fanático del rival más notorio de esa escuadra. Denigraba a jugadores, cuerpo técnico y hasta los colores usados en las camisetas.
Marcos es un conocedor de cine y nos mantiene al tanto de las cintas que prometen calidad tanto en sus estrenos, como en su posterior proyección en la Cineteca Nacional, o salas alternativas. También sufrió la pedantería de Martín, quien le señaló que la calidad de directores como Kurosawa, Rossellini o Wajda, es discutible. Sencillamente porque a él le aburren y considera que no son entendibles.
Y es que Martín es así, según lo vamos descubriendo. Aparenta un conocimiento profundo sobre distintos temas, sin tener algo más que una limitada visión sobre el asunto. Todo en él es superficial. Carece de solidez y es, por tanto, algo así como un globo inflado de vanidad, destreza verbal y nulo criterio. Su argumentación es bastante pobre, pero su retórica tiene algún mérito.
Probablemente el conflicto más serio se dio conmigo. Soy un convencido y todos lo saben en el grupo y lo respetan, del proceso de cambio que vive México. Estoy cien por ciento del lado de la Cuarta Transformación y mi apoyo al proyecto me ha valido, dentro del círculo de estos queridos amigos, el mote de "El Chairo". No me ofende, puesto que se entiende que el trato que me dan con esta palabra, es afectivo.
Alguien me pidió le acercara la lista de vinos, para elegir una botella de blanco, que armonizara con el pescado que había ordenado. Sucedió que usó el sobrenombre de chairo, para dirigirse a mí. Ahí inició el conflicto. Martín preguntó la razón del apodo y al señalarle su hermano que mis preferencias políticas, estaban con el proyecto de López Obrador, Martín tuvo a bien manifestar que era erróneo creer que este viraje político, era hacia la izquierda. Usó para esto los mismos argumentos descafeinados que han tratado de oponer al cambio, quienes pertenecen a la clase conservadora hoy derrotada.
El reclutamiento de priistas y panistas para dirigir el cuestionado cambio. La presencia de los dueños de reconocidos monopolios en el círculo cercano al presidente. El regreso al Estado autoritario que maneja empresas que no son productivas. En fin, todo el reportorio repetido una y mil veces por la derecha, que no funciona, pero que debe usarse con insistencia, como si se tratara de una cábala o maldición eterna, para deslegitimar a un gobierno que no tiene punto débil en este momento.
Decidí ignorar sus comentarios, pues mi amistad con Julio es fuerte y no me parece correcto afectarla por causas de poca relevancia. A Martín, esta manifestación de prudencia le pareció pusilanimidad. Así que el final de la comida fue dedicado a la descalificación total de cualquier acción que hubiera emprendido hasta el día de hoy, la Cuarta Transformación. Sus miradas de superioridad y triunfo, pretendían alcanzarme a cada momento. Solo que no miré en su dirección mientras duró la malograda comida.
De último momento, ya para salir, le pedí sin mayores explicaciones, su número telefónico. Le indiqué, delante de todos, que tenía algo que enviarle. Desconcertado, me dio el dato y ahí mismo le mandé un archivo en pdf. Se trata del Plan Nacional de Desarrollo 2019- 2024. Le recomendé leerlo, para que su comprensión sobre el significado de esta Transformación, fuera serio y verdadero. Le dije que, en una futura plática, cuando él hubiera estudiado lo suficiente, podríamos discutir sobre bases firmes.
Di la vuelta, me despedí de todos y salí solo a la llovizna de la tarde. El apretón de manos de Julio, fue más fuerte de lo habitual y estuvo acompañado por una palmada en el brazo.
No entiendo a este tipo de discutidores que confunden deliberadamente a los personajes, con el proyecto de cambio. Cualquiera que se ajuste a las disposiciones asentadas en el Plan Nacional, está cumpliendo con la transformación, sea cual sea su perfil político anterior.
Estamos viviendo momentos históricos, donde muchos políticos han refrendado su lealtad al neoliberalismo corrupto y decadente, o han dado el paso al frente, para incorporarse a un nuevo y diferente proyecto de nación.
Hasta este momento, el Plan Nacional avanza sin mayores tropiezos, lo que significa que quienes están a cargo de las distintas dependencias públicas, están cumpliendo.
Profetizar un final desastroso, es como adivinar si una moneda lanzada al aire, caerá cara o cruz. No hay elementos para saberlo. Para los conservadores es como echar la sal, o lanzar el mal de ojo. A eso están reducidos actualmente.
La lluvia arrecia. Debo correr para cubrir las dos últimas calles que me separan de mi domicilio. Una taza de café caliente antes de los preparativos para dormir. Quizá leer las noticias del día en alguna página de información confiable.
De Martín y de los falsos argumentos conservadores, mejor ni ocuparse.
Malthus Gamba