Aristegui y sus tecnócratas


#LaCuartaTransformaciónVa


Los golpes más difíciles de asimilar, son los que nos llegan por la espalda. Porque uno siempre espera el ataque enemigo de frente, o por los costados, pero pocas veces se da el hecho de que se descuide la zona de retaguardia, donde debe existir cierto grado de seguridad, dado que de ahí parte nuestro avance.

En la política nacional, con la llegada al poder de un gobierno de corte nacionalista, opuesto al neoliberalismo que tantas desgracias ocasionó a nuestro país, muchos pensamos que terminaba la etapa donde los tecnócratas dominaban la vida pública.

El presidente López Obrador ha señalado que esta clase técnica, pretendía dominar la ciencia en su conjunto, olvidando que únicamente tenían alcances relacionados con el ejercicio práctico de lo que los verdaderos científicos, o pensadores destacados construían.

La era de la tecnocracia significó para los mexicanos una de los peores pesadillas que se recuerden. Peor aún que la etapa "científica" porfirista. Ahí al menos había positivistas del calibre de un Justo Sierra.

La Cuarta Transformación llega a poner fin a este periodo de ingrata memoria. O al menos, eso pensamos la mayor parte de los ciudadanos en el país.

Desde hace un buen tiempo, los mexicanos hemos sido testigos del fracasado intento conservador por hacerse de la voluntad del pueblo, a través de las distintas casas encuestadoras que operan dentro y fuera de nuestro territorio.

Muchas elecciones estatales y federales, intentaron ser "orientadas" por estos técnicos del sondeo y la encuesta. Sus vaticinios de triunfo o derrota, pretendían inclinar la balanza del voto ciudadano, en favor o en contra de determinada fuerza política.

Mediciones donde se pronosticaban triunfos avasallantes sobre el enemigo, no se cumplían en el terreno de los hechos. Esto sucedió tan reiteradamente, que el pueblo aprendió rápidamente a desconfiar de todo lo que sonara a encuesta.

En la actualidad, estas casas dedicadas a la técnica encuestadora carecen de credibilidad. Al menos en lo que respecta a cuestiones políticas.

Los tecnócratas en esta materia, se hundieron junto con el neoliberalismo.

Pero en recientes fechas, surge una nueva generación de tecnócratas que al igual que sus predecesores, sienten dominar no solo una técnica de trabajo, sino la ciencia misma.

Son los "analistas de redes".

Con técnicas especializadas para realizar estudios sobre el comportamiento que los ciudadanos observan dentro de las redes sociales, pretenden ocupar un espacio muy superior al de simples medidores de la actividad que es apreciable dentro de las diferentes plataformas en internet.

Pretenden ser jueces, censores, policías del ciberespacio y última instancia, con fallo inapelable.

Esta nueva tecnocracia, mide la actividad sobre determinado acontecimiento de carácter público y da un veredicto sobre quienes sí y quienes no actuaron de manera "orgánica". Es decir, ellos "deciden" qué cuentas o conjunto de cuentas tuvieron una actividad sana y cuáles otras fueron operadas en "automático".

Estos técnicos pretenden ser jueces severos, señalando a las cuentas o "etiquetas" (HT) cuyo comportamiento les parece "sano", en base a su movimiento en la red. De igual modo, ponen en evidencia aquellas etiquetas y usuarios que no tienen un comportamiento adecuado, según los resultados que arrojan sus herramientas de trabajo.

Hace unos días, después de varios incidentes anteriores, algunos usuarios de Twitter y Youtube principalmente, nos encontramos con la novedad de que en el programa de la periodista Carmen Aristegui, los neo-tecnócratas de Signa Lab, del ITESO, habían "fallado" en contra de un grupo determinado de usuarios y sitios en redes sociales.

Se trataba de cuentas robotizadas, o de sitios que hacían uso de granjas de bots, según estos técnicos. Lo curioso del asunto es que todos estos "acusados" pertenecen al amplio conglomerado que apoya a la Cuarta Transformación.

Un ataque de la nueva tecnocracia a la libertad de expresión, daba inicio.

Y no es que se dude de la capacidad técnica de estos laboratorios, universidades, institutos o empresas. Sus mediciones pueden ser correctas, o no serlo también.

El problema está en la interpretación que dan al resultado obtenido.

Que todas las cuentas y sitios señalados como "inorgánicos" sean de tendencia Lopezobradorista, es preocupante.

Que se muestre un "mapeo" donde hay movimiento en relación a determinado evento y sobre ese rastreo se hagan suposiciones sin mayores elementos, es un absurdo evidente. Basta entonces que los técnicos presenten un trabajo de campo que dice poco, para que se considere que todos, o algunos de los participantes, hicieron uso de cuentas automatizadas, o son usuarios no orgánicos.

Los nuevos tecnócratas que pretenden ser jueces en redes sociales, sostuvieron en el programa de Aristegui que el hecho de impulsar una etiqueta en particular, también es señal de una conducta no "orgánica". Parecen olvidar que en el pasado reciente, etiquetas trabajadas por semanas, o meses incluso, han sido enteramente orgánicas. Ahí están la de la misma Aristegui cuando su problema con MVS #TodosSomosAristegui, o aquellas otras dos que dilataron bastante tiempo activas, #TodosSomosAyotzinapa y #YaMeCansé.

Acusar a usuarios y sitios plenamente identificados en redes sociales de ser "bots", o de hacer uso de estas herramientas, sin aportar otra prueba que los "mapeos" es no solo absurdo, sino mentiroso.

Están los casos de Sin Censura de Vicente Serrano, Oro Sólido de Nancy Rodríguez, o Sin Línea Mx donde participo y me consta que se trata de un portal construido por personas reales. Se califica a estos sitios como "contaminantes" del debate en redes, sin más elementos que el trabajo operativo realizado por esta nueva tecnocracia.

En distintas ocasiones, el presidente López Obrador se ha manifestado por la completa apertura y libertad de expresión. Ha sostenido que es preferible el posible exceso, a los intentos de censura por parte de cualquier autoridad, poder político o fáctico.

Este intento de la nueva tecnocracia en redes sociales por apropiarse de un espacio que pertenece a todos, debe ser frenado. La conducta de Carmen Aristegui al respecto, es bastante criticable. Exhiben a usuarios y sitios en la red como "dañinos", sin aportar mayores pruebas. Agreden a quienes acusas sin elementos, puesto que sus mapeos en realidad dicen muy poco.

Lo curioso como dijimos, es que todos los "acusados" por Signa Lab de ser, o usar bots, son sitios afines al proyecto de la Cuarta Transformación. Las verdaderas cuentas nocivas en redes sociales, con miles de bots detectados y que pertenecen a Felipe Calderón, Tumbaburross, Chumel, Cayo de Hacha, Javier Lozano, etc., nunca son sujeto de estudio técnico.

Por eso hablamos al inicio de esta nota de un ataque por la espalda en este caso.

Muchos de los hoy señalados como bots, defendieron en su momento a Carmen Aristegui ante los ataques de Calderón y Peña Nieto.

Lo menos que podría esperarse de esta comunicadora, es una actitud más profesional. Los técnicos en redes, ven únicamente parte del movimiento social que sucede a diario en las distintas plataformas. Desconocen lo que realmente sucede en los ámbitos político y social. Y si lo saben, aparentan ignorarlo.

Para algunos, Aristegui sigue siendo una profesional del periodismo, con una postura imparcial respecto a cualquier tema. Para otros, su trabajo actual se inclina evidentemente hacia intereses políticos y económicos de la derecha.

En lo personal, me inclino hacia la segunda situación.

Lo importante es que todos quienes participamos en redes sociales, no permitamos de ningún modo que esta nueva tecnocracia se erija en juez y verdugo de sitios y usuarios que hacen uso de su libertad de expresión.

Si expulsamos a la poderosa tecnocracia neoliberal, no podemos permitir que una nueva, más chiquita y más falible, nos diga quién puede y quién no puede participar libremente en redes sociales.

No a la censura impulsada por Carmen Aristegui, Signa Lab, ITESO o cualquier otro técnico en redes.

No a los tecnócratas.

Malthus Gamba

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