¿Guerra Civil en el Imperio?


#LaCuartaTransformaciónVa


En el momento de incertidumbre electoral que se vive en la Unión Americana, dado que se desconoce el resultado del proceso que llevará a la presidencia del país a Joe Biden, o ratificará en el cargo a Donald Trump, se plantean varios escenarios.

Al parecer, si la victoria (muy improbable en este momento) corresponde a Trump, habrá un reclamo en medios de comunicación controlados por el partido demócrata, con el apoyo de las fuerzas financieras y económicas que han sabido construir una plataforma política favorable, en torno al clan Obama-Clinton.

Por el contrario, si la victoria corresponde a Biden, se habla de brotes de protesta social en diferentes ciudades de filiación republicana. Sobre todo donde los grupos supremacistas tienen mayor presencia.

Esta violencia postelectoral podría conducir a ese país a una guerra civil de consecuencias inimaginables por ahora.

No solo afectaría a la sociedad norteamericana. El mundo entero caería en una probable recesión, que se agregaría a la lista de calamidades desatadas hace más de un año, a consecuencia de la pandemia de Covid-19.

¿Qué probabilidad tiene en realidad esta posible guerra civil?

Muy poca en realidad.

Hay elementos que señalan que en este momento, no hay condiciones que anuncien un próximo estallido social.

En primer término, vemos que a pesar de que el rumor corre en redes sociales y en algunos medios de comunicación nacionales e internacionales, el termómetro más confiable de que no se espera una situación de este tipo, sigue marcando estabilidad plena. Los mercados financieros no han registrado alteración alguna por un posible conflicto interno en la Unión Americana.

Y hemos visto cómo en el pasado, cualquier declaración presidencial, o cualquier movimiento inesperado en la política interna de ese país, impacta de inmediato el comportamiento en las bolsas de valores de todo el mundo.

Hoy, hay tranquilidad en el mercado financiero y ese es un buen indicador.

En segundo término está la lentitud en los últimos conteos electorales.

Los resultados en muy pocos Estados pendientes de cerrar el proceso de conteo, no se tienen, no obstante que en la mayor parte del país, se conocen las cifras definitivas desde el miércoles.

Hay quienes señalan que esto se debe a deficiencias del sistema de votación implementado. Pero es más seguro que el resultado final no dé a conocer aún, por estarse concretando un arreglo al más alto nivel financiero.

Debemos tener presente que tanto Trump como Biden, son únicamente los rostros políticos de los verdaderos gobernantes en la Unión Americana.

Hay competencia permanente entre los distintos y poderosos grupos de poder. Pero al final, no entra en la órbita de sus planes acabar con el negocio más grande del mundo. Ser una de las potencias más poderosas del planeta, no se pone en riesgo, ni se tira a la basura así como así.

Este posible acuerdo no lo construye únicamente la clase financiera norteamericana. En estos asuntos intervienen los grupos financieros más poderosos en el planeta, que no están dispuestos a ver caer sus intereses, por una disputa política doméstica, en la nación que maneja el patrón dólar.

Por último, está la gente de a pie radicada en los Estados Unidos. Fuera de pequeños contingentes dispuestos a dar su sangre por la supremacía aria, o los muy pocos despistados que pudieran sentir como suyos los intereses de Wall Street o Silicon Valley, no se ven núcleos populares que puedan nutrir las filas de uno u otro ejército, en defensa de una causa que no sienten propia.

Las minorías en el país, están muy lejos de hacer suyas las banderas republicanas o demócratas. No es su lucha. Por el contrario, el poder opresor de la clase dominante, es el enemigo a vencer.

Hay otro elemento más que debe considerarse. En varias ocasiones, el doctor Alfredo Jalife ha manifestado que el verdadero poder en la Unión Americana, no está en manos de los civiles, sino del ejército.

Esa fuerza que se encuentra por encima de cualquier administración pública, define el rumbo real del país, en los momentos importantes.

Y aunque la guerra es el negocio más rentable para los norteamericanos, no es creíble que pretendan desatar un conflicto interno, en aras de vender armas a su propio pueblo, con fines de autodestrucción.

El blofeo en Trump es ampliamente conocido. Presionar para ganar es su técnica en cualquier competencia. Pero el mundo conoce bien su juego y por lo mismo, ya no le funciona como al inicio. Lo de la guerra civil sale de los grupos que juegan en su entorno.

Es probable que se presenten escenarios de inconformidad, vandalización y uso de la fuerza para el control de los enardecidos. Pero de eso a una guerra civil, hay mucha diferencia.

Los resultados de estas elecciones se darán en las próximas horas, o días.

Gane quien gane, el rumbo del imperio americano será el mismo. Seguir siendo potencia mundial preponderante. Lo intentarán por diferentes vías, demócratas y republicanos, pero la finalidad será la misma.

El resto del mundo, deberá librar sus batallas nacionales para liberarse un poco de la permanente presión del imperialismo norteamericano, que busca siempre recursos ajenos y mercados débiles.

Malthus Gamba   

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